El divino arte de vivir en monotonía
fotografía por: Stefan Wise LC
Según la RAE la monotonía se define como:
“1. f. Uniformidad o igualdad de tono en quien habla, en la voz, en la música, etc.
2. f. Falta de variedad en cualquier cosa.”
En palabras sencillas y aplicables a nuestra vida, podríamos decir que no nos es fácil vivir actos repetitivos, incluso nuestra salud mental se puede ver afectada por dicha situación. El secreto es darle un sentido, un propósito específico a nuestra vida “monótona”. Como hijos amados Sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, a los cuales él ha llamado de acuerdo con su propósito (Rom 8, 28). Precisamente el Amor, es el arma infalible que Dios nos regala todo el tiempo, y es que ciertamente no hay nada más monótono que el amor de Dios, no hay variedad, siempre es la misma intensidad, el mismo propósito de hacernos felices y de llevarnos por el buen camino para regresar a casa, eso nunca cambia. Quizá cambie nuestra manera de percibirlo, de experimentarlo, puesto que emocional o físicamente estemos en cierta circunstancia difícil, incluso podremos estar alejados espiritualmente de Él, pero gracias a su monótono, refrescante y constante amor que no cambia con nada, Él siempre está cerca de nosotros.
A veces parece que nos encontramos en un ciclo repetitivo, Dios nos ama al amanecer, constantemente pecamos, nos acercamos a Él, por su infinita misericordia nos perdona, y el proceso de amor puede volver a empezar. Es un ciclo sin contador final, con infinitas opciones para volver a ser nuevo. Así es su amor, monótono en extremo y todo para beneficio nuestro. ¡Imagínate que Dios se cansara de amarnos, porque siempre es lo mismo!, sería una verdadera tragedia. Dios decide, más bien ya decidió amarnos desde el principio, y esa base, esa verdad no ha cambiado y lo mejor es que no cambiará.
Los sencillos actos de repetición nos llevan a la grandeza de la santidad, podemos comparar nuestra vida con la de un atleta que, en su camino a la medalla de oro, empezó algún día como novato, ese día no sabía nada, no tenía la capacidad, pero una y otra vez en monótono entrenamiento, con el tiempo se hace experto en esa disciplina, logra desarrollar su talento de tal manera que se sube al podio y obtiene su medalla. Así es la carrera a la santidad, siempre lo mismo un ciclo sin fin, Intento hacer oración diaria y constantemente fallo, vuelvo a empezar, intento mantener la fe y la esperanza ardientes pero viene el mal tiempo y no siempre logro estar firme, intento mantener la gracia justo después de una buena confesión y sin siquiera pensarlo, ya caí, y entonces entra en acción el monótono y refrescante poder de Dios, su amor infinito, que no cansa, que se adapta al tiempo, que lo dio todo por mi y a pesar de mí.
Habrá que esperar día con día desarrollar la virtud, para que el fruto de ejercitarla sea realizar cualquier acto diario, aquellos actos sencillos y monótonos con más destreza, con más rapidez, pero sobre todo con más amor.
ARGIE MELERO
Comments
Post a Comment